TAROT

Marcela de la Puente

Marcela de la Puente

Marcela de la Puente

El Tarot era concebido en la Edad Media como un libro de sabiduría. En la actualidad, las cartas de Tarot representan un medio para despertar las facultades adivinatorias a partir del desarrollo de la clarividencia.

Podemos decir del Tarot que se trata de una herramienta cuya energía se puede transpolar en tres direcciones: adivinatoria, mística y de crecimiento interior.

En su faceta adivinatoria, el Tarot permite conectar con los arquetipos de la humanidad, con la sabiduría del llamado inconsciente colectivo. De esta forma, mediante esa conexión da la capacidad de sintonizar de una forma global con los problemas y las soluciones.

Adivinatoriamente hablando, el Tarot no dice lo qué pasará de una forma determinante porque cada persona está rodeada por un montón de circunstancias. Esto es muy importante, porque mucha gente tiene este concepto mal entendido. Los seres humanos no son islas, y todo lo que sucede a su alrededor puede llegar a afectarlos. El Tarot se limita a indicar y aconsejar, no a determinar ni imponer. En definitiva, lo que hacen las cartas es abrir un horizonte y enseñar un paisaje, pero es la persona la que debe decidir hacia qué dirección del paisaje pretende enfocar su mirada y, por supuesto, si quiere o no entrar en él.

En su faceta mística, el Tarot habla de valores humanos y espirituales. Como pasaporte al conocimiento, las cartas determinan estadios espirituales y senderos de crecimiento interior que permiten trabajar con ellos para el desarrollo del ser humano. Espiritualmente hablando, el Tarot permite conectar con la esencia de lo Divino, lo que facilita la comprensión de la situación y posición de cada ser en el mundo y su vinculación con el mismo.

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